En muchas aulas, los estudiantes solo consumen imágenes: las observan en presentaciones, libros o plataformas. Pero cuando les damos la oportunidad de crear sus propias imágenes, algo cambia. Aprender deja de ser una experiencia pasiva y se transforma en un acto de apropiación, interpretación y expresión.
Pasar de espectadores a creadores visuales no solo estimula la creatividad, también fortalece el pensamiento crítico, la capacidad de síntesis y el dominio de conceptos. Dibujar, editar, grabar, ilustrar o diseñar son también formas de aprender.
¿Por qué vale la pena producir imágenes?
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Crear implica comprender.
Para representar visualmente un contenido, primero se debe entender a fondo. -
La imagen como lenguaje alternativo.
Hay estudiantes que se expresan mejor a través de lo visual que por escrito o verbalmente. -
Fomenta autonomía y motivación.
La producción visual convierte al estudiante en protagonista, no en simple receptor.
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